La física jamás fue mi fuerte, nunca tenía la paciencia necesaria ni la memoria suficiente para entender la teoría ni para resolver los problemas que se me planteaban. Un tren viene en una dirección a tal velocidad desde el kilómetro tal y el otro de la misma manera avanza a la velocidad fija de esto y lo otro...y si hubiese sido por mí todos aquellos problemas hubiesen acabado en desastrosos accidentes ferroviarios. Sin embargo un mes de junio, cuando acababa 2º de BUP (ahora 4º de la ESO), y se suponía que podía olvidarme para siempre de la física por que en el siguiente curso me pasaba a letras mixtas (en vez de dar latín como en las letras puras se daban ciencias naturales), recibí una esperada sorpresa, mi primer suspenso para septiembre, en física... uf
En ese momento me acordé de toda la familia de Einstein, de la de Newton, y como no, de la de la profesora que, una como tantas, carecía de la pasión y entrega necesarias para causar en mí un mínimo interés en la asignatura.
Cuando dejé de echarle la culpa al universo empecé a programarme el estudio para el verano, y me di cuenta de que, teniendo tanto tiempo, me bastaba con un par de horas al día. Como jamás había hecho en mi vida, me programé una hora cada día para pasar a limpio y explicar con mis palabras toda la teoría y las fórmulas que derivaban de ella, y otra hora para hacer unos cuantos ejercicios y repetirlos una y otra vez hasta que me salieran bien, lo cual, dicho de paso, era bastante complicado. De modo que por una parte escribía y estudiaba la teoría, y por la otra hacía ejercicios, daba igual uno que 10, el caso es que al acabarlo y haberlo resuelto bien, lo hubiese entendido.
Después de unas semanas estudiando sin prisas, sin presión, sabiendo que esas dos horas por la mañana me dejaban todo el día para mí, empecé a entender la física, empecé a poder memorizarla porque por fin la entendía, y cuando llego septiembre, una yo reconciliada con todos los científicos incomprendidos para mí hasta entonces, se enfrentó a un examen de física en el que se decidía todo. Y por primera vez en un examen de ciencias exactas, al leer el examen, supe al instante que no tenía ningún misterio para mí. Como me sobró tiempo repasé y repasé, una y otra vez cada paso, cada ejercicio, y salí de allí más contenta que unas pascuas. Unos días más tarde llamé al colegio y me dijeron que había pasado el examen. Y estaba tan eufórica que di las gracias, colgué el teléfono y me di cuenta de que no había preguntado mi nota. No me importó en absoluto...Quizás ahora podría enorgullecerme de mi primer y único sobresaliente en física, pero para mí ese verano supuso mucho más que una calificación, aprendí por fin a que se refería Einstein con la teoría de la relatividad, y es que la percepción del espacio y el tiempo depende del estado de movimiento del observador o es relativa al observador.
Me había pasado el año entero renegando de esa maldita asignatura, pero cuando para mí, la observadora, cambió el tiempo, el espacio, el movimiento y la manera de aprender, pasé un verano realmente apasionada y adicta a fórmulas y problemas sintiéndome realmente bien.
Últimamente me he dado cuenta de que todo, absolutamente todo, es relativo. No es que antes no lo supiera, pero "darse cuenta" como dice mi adorado Jorge Bucay, supone un cambio de óptica importante.
Vivimos en la era de la relatividad. La mayoría de nosotros es incapaz de escoger un partido o grupo político porque cada uno apoya una ideología, unas causas y una manera diferente de gobernar, y aún así en cada uno de ellos, vemos algo que nos gusta y algo que nos repugna, lo que hace que no podamos posicionarnos al 100%.
Hace poco, a causa de unos terribles hechos cometidos por un dueño a su cachorro, hubo un gran movimiento para el endurecimiento del código penal para los maltratadores de animales. La causa me pareció loable y decidí que de alguna manera yo también quería ayudar, y acepté la invitación a un grupo del Facebook en el que se organizaba la manifestación del 25 de marzo. Inevitablemente para mí, surgió la polémica, y me di cuenta de que los extremos no están hechos para mí, y que soy demasiado empática como para olvidarme de la relatividad. La polémica en cuestión venía porque estaban en contra de las páginas web en las que se regalaban o vendían animales, ya que fomentaban una ética negativa, el que una persona pudiese deshacerse de su animal como si tal cosa poniendo un solo anuncio en Internet.
Hace unos meses mi pareja y yo decidimos adoptar una gatita, y ya que nosotros no tenemos coche para desplazarnos a una protectora más lejana y en la protectora de Móstoles lo que más se ofrecían eran perros, yo decidí mirar en estas páginas de Internet. Todas las personas con las que contacté, que regalaban gatitos, me parecieron encantadoras y muy preocupadas por sus gatos, la mayoría incluso pedían la firma de un contrato de adopción y un seguimiento posterior. Nos decidimos por una pareja que regalaba gatitos de 2 meses sin ningún tipo de contrato ni seguimiento, solo pedían que se le vacunase, se le quisiera y se le cuidase. Me gustó esta pareja porque me pareció que tenían verdadera fe en las personas, y aceptamos una gatita preciosa blanca y atigrada a la que llamamos Isis y tiene ya casi 6 meses. Aún recuerdo la carita de la antigua dueña cuando nos la entregó entre maullidos y temblores. No fue un buen trago para ella...y creo que no lo debe ser para nadie que realmente ame a los animales.
En consecuencia, ¿como podía yo estar en contra de páginas como éstas que hacen que muchas personas, igual que yo, hayan podido tener un compañero peludo que nos alegre los días de esta vida a veces tan apática?.
Decidí que "no podía pertenecer a un club que tuviese como miembro a alguien como yo" y abandoné el grupo. Y quiero aclarar que hicieron un fantástico trabajo con la manifestación ya que sus principios y valores, al igual que los míos, son buenos.
Pero yo...no estoy hecha para ideologías extremistas. Yo...me pongo demasiado en el lugar de las personas como para no ser flexible...Yo...no estoy hecha para apoyar una causa de manera total...Yo...veo demasiados matices como para no darme cuenta de la relatividad de cada situación y de cada persona, vivo conforme a mis principios pero estos cambian y mutan constantemente a pesar de seguir siendo los mismos, porque yo cambio.
Porque para mi escuchar una guitarra eléctrica es vigorizante y a otras personas les da dolor de cabeza, porque para mí tener un gatito en mis rodillas me da calor y me relaja y a otras personas les aburre o les hace estornudar hasta la extenuación, porque tomar una decisión como es pensar un poco más en mí misma es una necesidad y para otros es simple egoísmo, porque para mí el ver cada matiz de cada situación y cuestionar cada pensamiento de mi mente es mejorar y para otras personas es estar perturbado mentalmente.
Todo es relativo, ninguno vemos las cosas de la misma manera y al final lo que cuenta es que cada uno de nosotros esté de acuerdo con su manera de vivir y contento con su manera de ser. Y si no es así, es hora de empezar a hacer las cosas diferentes para que todo cambie.
Y es lo que yo pienso hacer, de igual manera que puedo coger algo bueno y algo malo de cada ideología política, voy a quedarme con lo que me gusta, lo bueno, lo que me hace auténtica, y voy a cambiar aquellas cosas que hacen que mis músculos y tendones hayan pagado las consecuencias de una época de nervios, estrés, y locura general.
Voy a ser yo misma, pero de manera increíblemente relativa, que ya era hora...
Y ahora os dejo con un video de la banda sonora da la película Mulan, que como todas las películas de Disney, encierra una importante moraleja: debemos tener valor para ir más alla de las apariencias, de los límites, y poner todas las ganas para ser mejores...