Como si de un juicio se tratase, este es mi juramento, solo verdades saldrán de mi mente y acabarán en este blog en esta larga noche, como lo son todas últimamente. Y es que en estos ultimos meses me he sentido juzgada e incluso condenada, y esta, señores y señoras, es mi defensa.
En mi última entrada, la cual pocos leyeron igual que pocos leerán la que estoy escribiendo, hablaba de la relatividad, diciendo que iba a ser completamente relativa, pero yo misma.
Hasta aquí llegaron los engaños, ya que si bien no he sido capaz de enfrentar la realidad ahora la veo cruelmente transparente, y lo que veo, no me gusta. Porque lo que veo es un abanico enorme de bajezas del ser humano, falta de empatía, de humanidad y una gran facilidad para emitir juicios a la ligera.
Estoy aqui para describir lo que es una depresión, porque la madre de todas esas bajezas, no es otra que la ignorancia. Y es que la verdadera sabiduría está en reconocer la propia ignorancia. Y como el que esté libre de pecado que tire la primera piedra, que lo haga...yo no lo haré. Porque el autoengaño ha formado parte de mi kit de supervivencia durante muchos meses. Yo me negué a reconocer mis problemas, y eso solo me trajo más problemas. Y es muy duro ver que algunas personas tratan de disfrazar esos problemas con diversos juicios de valor, cuando en tu mente estás luchando para aceptar algo que te traiciona por las noches en tus sueños.
No estoy pidiendo ninguna compasión, este es un blog para personas que luchan, no para quienes se rinden, y el error de mucha gente consiste en creer que pedir ayuda es rendirse....no amigos, pedir ayuda es solo el principio de la lucha.
Le pediría a cualquiera que se atreva a juzgarme que viviese mi vida desde que nací, con la sensibilidad que es don y a la vez maldición, con el rechazo continuo de tus iguales cuando la personalidad está formándose, con la muerte de un padre que era la única persona en el mundo que podía valorar mi sensibilidad, con el acoso escolar en la adolescencia, las crisis de ansiedad, el llanto, la soledad, el vacío, la fobia social, una depresion cada 6 años y la constante lucha para salir a la superficie y ser una persona de valor para algo llamado "sociedad". Si quieres juzgarme, vive mi vida, métete en mi cabeza, piensa como yo lo hago y entonces podrás hablar de mi a mis espaldas, entonces podrás saber como me siento.
Algunos de los juicios de valor que suelen hacer las personas cuando alguien tiene depresion son:
- Es una vaga, no quiere trabajar.
- No piensa en los demás.
- En realidad está perfectamente porque no parece estar deprimida.
- Es más lista de lo que parece.
No pienso relataros los sintomas de la depresión porque es mi vida y nadie tiene derecho a meterse en ella, de modo que si queriais una larga lista de razones para excusarme por mi comportamiento, aquí no la encontrareis.
Y como no quiero ser destructiva sino constructiva, os contaré los consejos que suelen dar los psicólogos y médicos de familia a los pacientes que tenemos esta enfermedad, que quien no la ha sufrido, no la puede comprender.
Suelen recomendarte que salgas a la calle, que te relaciones, que hagas vida social con tus amigos, que hagas cosas que te gusten y te mantengan lejos de los pensamientos negativos.
Por eso quien no convive conmigo, quien no esta conmigo para ver mis altibajos, mis ataques de llanto, mi tristeza, mis pocas ganas de hacer nada, mi mal humor, mi angustia, puede llegar a creer que no estoy deprimida.
Y la razón única de estas apariencias, es que no me he rendido. Esta es la tercera depresión que tengo en mi vida, con lo cual hay una recurrencia de la enfermedad cada 5-6 años y una alta posibilidad de que vuelva a repetirse una vez curada.
Y todavia tengo que escuchar como algunas personas siguen considerándome debil por ser demasiado sensible....Siento tener que disentir, si tan débil soy...¿como estoy aquí aun? ¿como no he acabado con mi vida en tantas oportunidades que he tenido? ¿porque he sido capaz de reconstruir mi vida después de cada derrumbamiento emocional? Si no fuese fuerte, no lo habría conseguido. Si luchar no fuese mi modo de vida, no lo habría conseguido. Si me resignase a mi destino, no lo habría conseguido.
Así que cada vez que me veas sonreír, reírme, jugar, dar largos paseos, relacionarme de manera normal, piensa que solo estoy haciendo esfuerzos por curarme, piensa que le estoy llevando la contraria a los pensamientos monstruosos de mi mente y estoy apostando por la vida, pero eso no significa que este no esté siendo uno de los momentos más duros de toda mi vida.
Y es que las apariencias engañan, y eso es lo único que yo tengo por cierto.
Aqui finaliza el alegato de mi defensa, si alguno de los aqui presentes se atreve a condenarme, solo espero que en el futuro haya más empatía y comprensión en el mundo, que será el mundo de nuestros hijos.