Sin querer nos aferramos al pasado. Aunque estemos decididos a dejarlo atrás parece perseguirnos una y otra vez, y parece imposible darle esquinazo. Tampoco es eso lo que yo quiero. Quiero quedarme con todo lo que he sido y he aprendido durante 30 años de vida que he tenido la gran suerte de vivir.
No quiero olvidar como empecé en este mundo, viviendo humildemente, con todo el amor que me era necesario en mi hogar. Pero tampoco quiero ocultar ni de alguna manera olvidar lo que sufrí siendo una niña algo diferente a los demás, y como conseguí evolucionar hasta donde estoy hoy.
Tampoco quiero olvidarme de aquellas personas que ya no están, que nos dejaron inmensos recuerdos llenos de alegría, esos recuerdos pueden marcar la diferencia en un día gris.
Como podría olvidarme de mi primera casa, y de aquella esperanzadora mudanza que nos hizo a todas un poquito más fácil el seguir adelante, de ese lugar en el que viví hasta que me independicé. No quiero olvidar las broncas insuperables llenas de gritos y descontrol, porque al final aprendí que no era el camino correcto, y supe enmendarme a tiempo, aunque algún día parezca ser difícil.
Ni por supuesto olvidaré las risas entre hermanas, las confidencias, los juegos y peleas en las que empezábamos riéndonos y acabábamos matándonos.
No quiero olvidar los cambios, uno tras otro, no quiero olvidarme, quiero recordarme descompensada, confusa, enfurecida, asustada y triste, porque eso no importa...ahora se que los cambios deben suceder porque son necesarios...porque es lo natural.
No olvidaré jamás ciertas frases de mi padre, sus ratos medio malos y los días en los que parecía costarle sonreír, pero lo hacía, su animo era su vía de escape, su alegría era inspiradora, sus fuerzas...parecían infinitas. No olvidaré quien fue y no me olvidaré a mi, ya que el vive en mí, porque heredé su extraño carácter y su abierta sonrisa, porque si me olvidara de mí, le estaría perdiendo a él.
No puedo ni debo olvidar como mi madre sacó adelante a dos hijas pequeñas, enjugándose las lágrimas después de perder a su marido. Su lucha era diaria, su motivación era fuerte, sus nervios se disparaban por tener que tratar a voces con una hija adolescente bastante problemática...Y aún así nunca se ha rendido, ni tirado la toalla, no puedo olvidar esos momentos con ella en los que los planetas parecían alinearse y algo muy bonito fluía. Porque ella es la mujer más fuerte que conozco, mucho más que muchos hombres, y para mi siempre será esa heroína que iba a rescatarme cuando me caía, y que aún hoy día, lo sigue haciendo.
No debo olvidar a mi padrastro, que aunque entró con mal pie y pésimo recibimiento por mi parte con los años me he dado cuenta de la persona tan grande que es y el corazón tan gigantesco que tiene, aunque a veces se haga el duro. Porque el resucitó el corazón de mi madre, le dio vida de nuevo, y sigue queriéndola como el primer día. Como olvidar esos momentos con Chico, nuestro perro, gracias por ese regalo, sin saberlo me cambiaste la vida y por esas y muchas más cosas no podría olvidarte.
No quiero olvidarme del pasado, quiero coger de él aquello que me haga crecer, tan valiente como mi hermana, tan fuerte como mi madre y tan sensible como mi padre.
Mi pasado no le quita valor a mi presente...Si evolucionar significa quitarse de encima tantos recuerdos, vivencias positivas y negativas, tantas lecciones, aprendidas y a medio aprender, tantos golpes y cicatrices, tantas lágrimas y risas...No, no voy a dejar atrás el pasado, porque creo que aún lo necesito para darme impulso, y dar un paso hacia atrás para dar dos hacia delante, será siempre una forma de avanzar sin prisa, pero sin pausa.
Así que me quedo con mi pasado, con los recuerdos que abrigan por las noches y me hacen sonreír, no para nadie, sino para mí. Me quedo con lo que soy...
Y ahora, de una vez por todas, ADELANTE.
Eran los años 80 y esta canción sonaba en ese gran armatoste de radiocassete, una canción que mi padre cantaba nos cantaba con frecuencia, sobre todo a mi hermana, la gitanilla de la familia. Supongo que el nombre de Alba se nos quedó marcado a las dos. Y si no una hija, una sobrina mía quizás lleve este nombre. Porque ya que viajamos al pasado para darnos impulso, bueno es mirar al futuro para ver que cosas maravillosas puede depararnos.
Por el pasado, por el presente...y por el futuro!